1.500 ferroviarios y amantes del ferrocarril de toda España participaron en la XXII edición de las gachas ferroviarias
Más de un millar de ferroviarios y amantes del ferrocarril, llegados desde todos los puntos de España disfrutaron el sábado, 17 de noviembre, del tradicional encuentro anual que promueve la Asociación de Amigos del Ferrocarril, las conocidas ‘gachas ferroviarias’, que en 2018 celebraron su XXII edición. La alcaldesa alcazareña y miembros de su equipo de Gobierno disfrutaron un año más de este evento gastronómico que en los últimos años se ha convertido también en un referente turístico. La alcaldesa agradeció a la asociación la elección de Alcázar para la celebración de este evento y la cesión de la Locomotora 1400 que presidirá la entrada de la ciudad.
Todos los años, durante el mes de noviembre, la explanada de Renfe situada junto al ‘Museo del Ferrocarril’ alcazareño cobra vida y se convierte en un lugar de encuentro gastronómico donde las gachas manchegas y el tren son los protagonistas. Por segundo año consecutivo, el sol volvió a auto-invitarse a la cita, lo que favoreció que miles de personas, llegadas desde diferentes puntos de España como Bilbao, Cataluña, Andalucía o Madrid, disfrutaran no sólo de las gachas, sino también de su visita a la ciudad. Sólo desde Madrid llegaron más de 500 personas en dos «trenes de las gachas», uno clásico de vagones con departamentos y coche cama y una unidad, de las primeras que prestaron servicio de cercanías.
El encuentro volvió a ser todo un éxito, con la participación de 50 cuadrillas y cerca de 1.500 personas. Una de las más numerosas, la de la XX Promoción de Ferrocarril, que realizaron juntos el Servicio Militar de Ferrocarriles y que cada año se reúnen en Alcázar, aprovechando este encuentro gastronómico, el segundo más numeroso de la ciudad -después de las gachas de la Feria y Fiestas- y el único de este tipo que organiza la Asociación Nacional de Amigos del Ferrocarril. Así lo contaba Marcos Crespo, presidente de esta asociación, que igualmente destacaba que no todas las personas que se reúnen en este día son ferroviarios, «hay muchos que simplemente son apasionados del ferrocarril y que forman parte de las asociaciones. Gente que sabe más del ferrocarril y de su historia que los propios ferroviarios». Crespo indicó también que el encuentro alcazareño es conocido en toda España y que está abierto a la participación de todo el mundo que quiera pasar un día agradable en torno a esta jornada gastronómica.
La alcaldesa alcazareña, Rosa Melchor, habitual de estas gachas ferroviarias, puso en valor la importancia de este evento como parte del amplio calendario de actividades que ofrece Alcázar durante todos los fines de semana del año y como parte también de la identidad de la ciudad. «Las gachas ferroviarias empezaron como una broma y ahora son ya una cita más en el calendario de Alcázar y no queremos que se pierdan, porque Alcázar es una ciudad ligada al ferrocarril. Además, son también un reclamo turístico, porque la gente que viene este día se acerca también a nuestro comercio, nuestra hostelería, nuestra historia y nuestro patrimonio».
Identidad Ferroviaria
La Asociación de Amigos del Ferrocarril, además de organizar este evento, llegó hace unos meses a un acuerdo con el Ayuntamiento de Alcázar por el que han cedido a la ciudad una locomotora 1400, única en España, que presidirá la entrada a la ciudad por la Avenida de Adolfo Suárez, como emblema de la historia ferroviaria de la localidad. Un empeño de la alcaldesa alcazareña que insistió en el encuentro que «estamos trabajar por potenciar nuestras señas de identidad y somos una ciudad ferroviaria». La máquina, que ya está restaurada, se instalará en una rotonda antes que finalice el año. La primera edil señaló que ya se ha licitado su transporte, asegurando que el traslado se haga de la forma más adecuada para que la «mastodonte» no sufra desperfectos, ni corra ningún peligro. El presidente de la asociación nacional de Amigos del Ferrocarril destacó el valor de la locomotora 1400, a punto de convertirse en monumento, ambicionada por el Museo del Ferrocarril de Cataluña que quiso intercambiarla por otra máquina de vapor, la Mikado, en perfecto estado de funcionamiento.