Alcázar retrocedió en el tiempo con la exposición de los 23 coches clásicos participantes en la II Ruta de Azorín
Una caravana de 23 vehículos clásicos visitó Alcázar de San Juan durante el pasado fin de semana, coincidiendo con la celebración de la III Fiesta de la Cerveza Artesana. Coches de los años 30, 40 y 50 llegaron hasta la Plaza de España y despertaron la curiosidad de grandes y pequeños que se acercaron a ver los Cadillac, Cherrolet, Mercedes o Jaguares clásicos en perfecto estado de conservación. Los propietarios de los vehículos disfrutaron de un fin de semana diferente recorriendo diferentes localidades manchegas en la II Ruta de Azorín.
En el segundo año en el que se organiza la Ruta de Azorín por La Mancha del Quijote, recorriendo las ciudades de Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, El Toboso y Argamasilla de Alba; se ha mantenido el número de vehículos clásicos, con un total de 23 coches, aunque muchos de los participantes son nuevos este año, como así destacaba el organizador de la ruta, Jesús Ligero. «Algunas de las personas que participaron el pasado año no han podido venir, pero en esta edición se han incorporado participantes nuevos y algunos de los que repiten han traído vehículos diferentes».
Los coches estrella en 2018 han sido los americanos, Studebaker, La Salle, Chevrolet, Buick o Cadillacs compartieron espacio con Mercedes, Packard, Citroen o Jaguars fabricados en las primeras décadas del siglo XX; entre los años 30 y 50. Conocer La Mancha del Quijote fue el aliciente para los participantes que llegaron desde diferentes lugares de la geografía española, como Soria, Pontevedra, Barcelona, Andujar, Murcia, Alicante, Madrid, Almería o Toledo.
La alcaldesa alcazareña, Rosa Melchor, acompañada de la concejala de Turismo, Rosa Idalia Cruz, recibió en el Ayuntamiento a los participantes el pasado viernes, 28 de septiembre, mientras sus vehículos se exponían en la Plaza de España. La primera edil les agradeció su participación «que da colorido a nuestra ciudad y sigue haciendo que sea una ciudad viva, en la que no hay un solo fin de semana en la que no haya algún tipo de evento que atrae a la gente de dentro y de fuera».